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De pequeño a ser un Gigante

  • Foto del escritor: Alvaro Sanchez Rodriguez
    Alvaro Sanchez Rodriguez
  • 20 oct 2020
  • 1 Min. de lectura

Leo Messi, leyenda viva del futbol a pesar de ser considerado como el mejor del mundo o uno de los mejores, tuvo un problema que a pesar de que ese problema hacía que no podría ser futbolista, pudo salir adelante. El futbolista argentino #LeoMessi no tuvo una gran infancia, el seis veces Balón de Oro, seis Botas de Oro y 4 veces ganador de la #UCL con el #BARCELONA, comento que nació con 2 enfermedades cuando tenía nueve años. Primero, la deficiencia de la hormona de crecimiento que se evidenciaba en sus 125 centímetros de estatura, fragilidad para lesionarse y cansancio excesivo cuando se vestía de cortos negros e ingresaba a la cancha del #Newells Old Boys de Rosario, equipo donde dio sus primeros pasos como jugador en 1994.

La segunda, el Síndrome de Asperger, o síndrome de la genialidad, una extraña enfermedad –confirmada por algunos y cuestionada por otros– que solo le permitía concentrarse en un asunto y nada más: el fútbol.

Según la página Saludeporte, la hormona del crecimiento ha generado mucha controversia al estar ligada a casos de dopaje en el deporte profesional. Una situación bien diferente a la de Messi y otros tantos niños y niñas que han visto en este tratamiento la solución a un problema hormonal. Messi es, sin duda alguna, la cara visible de este trastorno. Una leyenda que inició su carrera con problemas pero que nunca desistió de perseguir su sueño: jugar al fútbol.

 
 
 

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